“Unidos en la enseñanza de los Apóstoles, en la comunión, en la fracción del pan y en la oración”: es el tema de la “Semana de oración por la unidad de los cristianos” que se celebra desde el pasado martes 18 hasta el próximo martes 25 de enero, fiesta de la Conversión de San Pablo.
Con esta celebración la Iglesia quiere restablecer la unidad de todos los que seguimos a Cristo, y propone en las diversas liturgias diarias oraciones de arrepentimiento, de invocación de la misericordia de Dios, de alabanza y de agradecimiento. Este año los textos de las celebraciones han sido preparados por las Iglesias de Jerusalén. Esta Semana de oración ofrece un itinerario de fe que empieza con la exposición del contexto de la Iglesia Madre de Jerusalén, firme en su valeroso testimonio a la verdad. Se trata de un testimonio ofrecido por personas de diversos orígenes, del que siguen obteniendo fuerza y luz las múltiples tradiciones cristianas presentes hoy en la Ciudad Santa.
El primer fundamento de la unidad es la Palabra de Dios entregada a través de la enseñanza de los apóstoles. El segundo elemento la participación, la comunión de los bienes espirituales y materiales. El tercer elemento, la fracción del pan, vínculo de unión y de esperanza en la búsqueda común de la justicia y de la paz para todos, y por último, el cuarto elemento, es la oración. La Iglesia, por su parte, proclama su fe en la resurrección, y vive en plenitud su vocación de ser signo e instrumento de reconciliación.
Con esta celebración la Iglesia quiere restablecer la unidad de todos los que seguimos a Cristo, y propone en las diversas liturgias diarias oraciones de arrepentimiento, de invocación de la misericordia de Dios, de alabanza y de agradecimiento. Este año los textos de las celebraciones han sido preparados por las Iglesias de Jerusalén. Esta Semana de oración ofrece un itinerario de fe que empieza con la exposición del contexto de la Iglesia Madre de Jerusalén, firme en su valeroso testimonio a la verdad. Se trata de un testimonio ofrecido por personas de diversos orígenes, del que siguen obteniendo fuerza y luz las múltiples tradiciones cristianas presentes hoy en la Ciudad Santa.
El primer fundamento de la unidad es la Palabra de Dios entregada a través de la enseñanza de los apóstoles. El segundo elemento la participación, la comunión de los bienes espirituales y materiales. El tercer elemento, la fracción del pan, vínculo de unión y de esperanza en la búsqueda común de la justicia y de la paz para todos, y por último, el cuarto elemento, es la oración. La Iglesia, por su parte, proclama su fe en la resurrección, y vive en plenitud su vocación de ser signo e instrumento de reconciliación.
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