domingo, 12 de diciembre de 2010

El evangelio de hoy


Dia de Nuestra Señora de Guadalupe Emperatriz de las Américas y Patrona de México. La Virgen de Guadalupe se apareció cuatro veces a Juan Diego Cuauhtlatoatzin en el cerro del Tepeyac. Tras una cuarta aparición, la Virgen ordenó a Juan Diego que se presentara ante el primer obispo de México, Juan de Zumárraga. Juan Diego llevó en su ayate unas rosas —flores que no son nativas de México y tampoco prosperan en la aridez del Tepeyac— que cortó en el Tepeyac, según la orden de la Virgen. Juan Diego desplegó su ayate ante el obispo Juan de Zumárraga, dejando al descubierto la imagen de Santa María, morena y con rasgos indígenas. A reseñar que la Virgen de Guadalupe es la titular de la Hermandad de las Aguas de Sevilla de la la capilla del Rosario, en la calle Dos de Mayo y que La Hermandad recibió del Centro de Cultura Hispánica de México una réplica de la Rosa que S.S. Pablo VI, ofrendó a la Virgen Mexicana, siendo ésta regalo a la Virgen de Sevilla por el Presidente de dicho Centro Don Francisco del Río Fado. Así mismo María Santísima de Guadalupe luce en el pecho la Medalla de Oro de la Feria Iberoamericana de Muestras de Sevilla y del Cuerpo Consular de esta ciudad que es Hermana de Honor. Esta Hermandad ostenta el título de Archicofradía por su agregación a la Insigne Basílica de Guadalupe de México, según carta de agregación de fecha 20 de diciembre de 1972, firmada por el XXI Abad Monseñor Don Guillermo Schulemburt Prado.

Evangelio según San Mateo 11,2-11.
Juan el Bautista oyó hablar en la cárcel de las obras de Cristo, y mandó a dos de sus discípulos para preguntarle: "¿Eres tú el que ha de venir o debemos esperar a otro?". Jesús les respondió: "Vayan a contar a Juan lo que ustedes oyen y ven: los ciegos ven y los paralíticos caminan; los leprosos son purificados y los sordos oyen; los muertos resucitan y la Buena Noticia es anunciada a los pobres. ¡Y feliz aquel para quien yo no sea motivo de tropiezo!". Mientras los enviados de Juan se retiraban, Jesús empezó a hablar de él a la multitud, diciendo: "¿Qué fueron a ver al desierto? ¿Una caña agitada por el viento? ¿Qué fueron a ver? ¿Un hombre vestido con refinamiento? Los que se visten de esa manera viven en los palacios de los reyes. ¿Qué fueron a ver entonces? ¿Un profeta? Les aseguro que sí, y más que un profeta. El es aquel de quien está escrito: Yo envío a mi mensajero delante de ti, para prepararte el camino. Les aseguro que no ha nacido ningún hombre más grande que Juan el Bautista; y sin embargo, el más pequeño en el Reino de los Cielos es más grande que él.

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