viernes, 17 de agosto de 2012

ORACIÓN DEL AUTOMOVILISTA


Dame, Señor, mano firme y mirada vigilante para que mientras conduzco no cause daño a nadie. A ti, Señor, que das la vida y la conservas, te suplico humildemente que guardes hoy mi vida.
Libra, Señor, a quienes me acompañan, de todo mal, enfermedad, incendio o accidente. Enséñame a hacer uso de mi coche para remedio de las necesidades ajenas. Haz, Señor, que no me arrastre el vértigo de la velocidad, y que, admirando la belleza de este mundo, logre seguir y terminar felizmente mi camino. Te lo pido, Señor, por los méritos de tu Santísima Madre, y por intercesión de San Cristóbal, especial protector de los conductores. Amén.

MARTÍNEZ PUCHE, JOSÉ A., 2003. “Evangelio 2004”. Edibesa, Madrid.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy bonita la oración.