Dame, Señor, mano firme y mirada vigilante para que mientras conduzco no cause daño a nadie. A ti, Señor, que das la vida y la conservas, te suplico humildemente que guardes hoy mi vida.
Libra, Señor, a quienes me acompañan, de todo mal, enfermedad, incendio o accidente. Enséñame a hacer uso de mi coche para remedio de las necesidades ajenas. Haz, Señor, que no me arrastre el vértigo de la velocidad, y que, admirando la belleza de este mundo, logre seguir y terminar felizmente mi camino. Te lo pido, Señor, por los méritos de tu Santísima Madre, y por intercesión de San Cristóbal, especial protector de los conductores. Amén.
1 comentario:
Muy bonita la oración.
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